El País.- La pobreza eleva el riesgo de sufrir una discapacidad y la discapacidad eleva el riesgo de caer en la pobreza. Una espiral endiablada: las condiciones de vida, la precariedad laboral son a menudo fuente de enfermedades que, mal remediadas, conducen a una discapacidad prematura. Pero, a su vez, la presencia de una discapacidad requiere, por un lado, continuas intervenciones médicas que, en ocasiones, salen muy caras y, por otro, limita el futuro de la persona negándole su participación plena en la vida social y económica y lanzándola a la pobreza. Dos estudios, uno de ellos bajo la firma de la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial, y otro, de ámbito doméstico, financiado por la obra social de La Caixa llegan a estas claustrofóbicas conclusiones.